TEXTO
La idea de eliminar al nuevo Presidente, sin embargo, no
estaba todavía en la mente de nadie, porque sus enemigos estaban seguros que
acabarían con él por la misma vía legal que le había permitido triunfar. Eso
era lo que Trueba estaba pensando. Al día siguiente, cuando fue evidente que no
había que temer de la muchedumbre enfiestada, salió de su refugio y se dirigió
a una casa campestre en los alrededores de la ciudad, donde se llevó a cabo un
almuerzo secreto. Allí se juntó con otros políticos, algunos militares y con
los gringos enviados por el servicio de inteligencia, para trazar el plan que
tumbaría al nuevo gobierno: la desestabilización económica, como llamaron al
sabotaje.
Aquélla era una casona de estilo colonial rodeada por un
patio de adoquines. Al llegar el senador Trucha ya había varios coches
estacionados. Lo recibieron efusivamente, porque era uno de los líderes
indiscutidos de la derecha y porque él, previniendo lo que se avecinaba, había
hecho los contactos necesarios con meses de anticipación. Después de la comida:
corvina fría con salsa de palta, lechón asado en brandy y mousse de chocolate,
despidieron a los mozos y trancaron las puertas del salón. Allí trazaron a
grandes líneas su estrategia y después, de pie, hicieron un brindis por la
patria. Todos ellos, menos los extranjeros, estaban dispuestos a arriesgar la
mitad de su fortuna personal en la empresa, pero sólo el viejo Trucha estaba
dispuesto a dar también la vida.
-No lo dejaremos en paz ni un minuto. Tendrá que
renunciar -dijo con firmeza.
-Y si eso no resulta, senador, tenemos esto -agregó el
general Hurtado poniendo su arma de reglamento sobre el mantel.
-No nos interesa un cuartelazo, general -replicó en su
correcto castellano el agente de inteligencia de la embajada-. Queremos que el
marxismo fracase estrepitosamente y caiga solo, para quitar esa idea de la
cabeza a otro países del continente.
Comprende? Este asunto lo vamos a arreglar con dinero.
'Todavía podemos comprar a algunos parlamentarios para que no lo confirmen como
presidente. Está en su Constitución: no obtuvo la mayoría absoluta y el
Parlamento debe decidir.
-¡Sáquese esa idea de la cabeza, míster! -exclamó el
senador Trueba-. ¡Aquí no va a
poder sobornar a nadie! El Congreso y las Fuerzas Armadas
son incorruptibles. Mejor destinamos ese dinero a comprar todos los medios de
comunicación. Así podremos manejar a la opinión pública, que es lo único que
cuenta en realidad.
-¡Eso es una locura! ¡Lo primero que harán los marxistas
será acabar con la libertad de prensa! -dijeron varias voces al unísono.
-Créanme, caballeros -replicó el senador Trueba-. Yo
conozco a este país. Nunca acabarán con la libertad de prensa. Por lo demás,
está en su programa de gobierno, ha jurado respetar las libertades
democráticas. Lo cazaremos en su propia trampa.
El senador Trueba tenía razón. No pudieron sobornar a los
parlamentarios y en el plazo estipulado por la ley la izquierda asumió
tranquilamente el poder. Y entonces la derecha comenzó a juntar odio. (P.207).
NOTA:
Amor a la tierra: Esteban Trueba
representa el amor a la tierra en el sentido burgués y típicamente
norteamericano. Defiende la propiedad privada y la diferencia de clases. La
tierra es una propiedad y una riqueza. No obstante este es un valor caduco a
finales del siglo XX, en estadios avanzados del capitalismo. En la novela se
ejemplifica el cambio en la valorización de la riqueza: cuando Esteban
re-funda la Hacienda la Tierra es un valor rentable (le hace rico), pero años
más tarde la riqueza ya no se asocia a la tierra, sino al dinero, a la Banca,
al comercio, a la bolsa, es decir a valores abstractos. La tierra pierde su
componente concreto. Es una inversión más. Por otra parte, Pedro el viejo ama
la tierra por su componente telúrico, mágico, mítico. Es la tierra de sus
ancestros (es un indígena). La colonización española despojó a los nativos de
su tierra (como propiedad), pero no de los mágicos nexos que une a los indios a
ella. Sus poderes sanadores (elimina la plaga de hormigas y cura a Esteban tras
el terremoto) emanan de la sabiduría natural, de la propia tierra. Es un
componente más del realismo mágico y de uno de los temas de la novela: lo
sobrenatural y el mundo mítico.
Amor
a los ideales. Revolución. Caciquismo. Tradición y modernidad.
Lucha de clases: el patrón y el trabajador: Conflicto de ideologías. Severo del
Valle es un burgués liberal. Esteban Trueba es conservador (llega a ser senador
e incluso llega a ser reaccionario dentro de su partido). Es clasista,
machista, autoritario, tradicionalista. Es el prototipo de cacique rural, una
figura consustancial de gran parte de Sudamérica (y de España durante la
restauración –y mucho después, sobre todo en Andalucía y las castillas durante
el franquismo). Al final de la novela es un personaje desfasado. Podemos
entrever una quiebra de sus ideales cuando comprueba la violencia de la
Dictadura militar. Él es un burgués que confía en la política, pero una
política fraudulenta. Era usual que los caciques rurales amañaran las
elecciones presionando a los trabajadores sin conciencia de clase y no
organizados en sindicatos. Odia a los comunistas y marxistas y es
pro-norteamericano. De hecho EEUU apoyó (en la novela y en la realidad) al
partido conservador y a los militares para frenar la amenaza comunista que
suponía Allende y su partido cuando llegó al poder legítimamente por las urnas.
Jaime es socialista, cercano al partido de Allende. Pedro Tercero es
socialista-marxista, el primero (junto al cura José Dulce María) que intenta
organizar al campesinado para reivindicar sus derechos (metáfora de las
gallinas organizadas que vencen al zorro). Ocupa un puesto en el gobierno de
Allende. Antes se convirtió en un cantautor izquierdista, la voz del pueblo.
Parece ser que su personaje está basado en el cantautor Víctor Jara. Jaime es
socialista y cercano al partido de Allende. Cree en la democracia y las
elecciones. Confía en llegar al poder (como de hecho pasa) para, una vez en él,
emprender las reformas sociales oportunas (el equivalente español sería el
Partido republicano y el Partido Comunista durante la Guerra Civil). Miguel es
un marxista-trotskista-revolucionario. Seguramente sería seguidor de las
teorías de revolución armada del guerrillero Che Guevara, referente de la
izquierda radical en los años sesenta (y después). No cree en la política y las
elecciones. Para él primero hay que hacer la revolución mediante la revolución
guerrillera armada, cambiar el sistema y después establecer el Comunismo.
Siguiendo con la analogía de la historia española, representaría las tesis del
POUM, sección trotskista del PCE, perseguida por los estalinistas, y de los
anarquistas.
Argumento.
Primera
novela de Isabel Allende, La casa de los espíritus narra la
saga de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos. El despótico patriarca
Esteban Trueba ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza
a tambalearse con el paso del tiempo y un entorno social explosivo. Finalmente,
la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una dolorosa
desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los
personajes de esta poderosa novela encarnan las tensiones sociales y
espirituales de una época que abarca gran parte de este siglo.
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